La equidad es un concepto que se utiliza muy mal en Argentina, al menos desde el punto de vista económico.
Veamos antes un ejemplo: es importante que un examen sea el mismo para todos, y que se corrija con igual criterio. Acaso el que estudió menos, puede o “debe” tener la misma nota que el que estudió más? ¿Por qué habrían de tener la misma calificación todos los alumnos, si los resultados del examen son diferentes? Y más importante aún, ¿cómo incentivar a los alumnos para que todos estudien, si total los resultados serán los mismos?
La equidad es brindar reglas de juego similares a todos, que todos tengan las mismas oportunidades, y es un error decir que todos deben tener los mismos resultados. La equidad es que todos podamos progresar en base a los resultados del propio esfuerzo, y no privar a unos de su esfuerzo para que no superen a los demás.
La equidad es ayudar al que no ha tenido resultados positivos a lo logre, brindándole elementos (en el ejemplo, buena educación) para que lo alcance. Pero nuevamente, no quitándole al que sí obtuvo resultados.
Viene a cuento esta reflexión por la reciente propuesta de modificación de impuestos al trabajo. Bienvenido sea que se reduzcan, para facilitar la creación de empleo en la Argentina.
Mejor sería si todo nuevo empleado recibiera este beneficio, y no solamente aquellos que trabajen en pequeñas empresas, que tienen la espada de Damocles: si crecen por ser eficientes, perderán este beneficio! Por lo tanto, el empleado y la empresa están condenados a ser pequeños.
Las herramientas
Otro ejemplo es la reciente huelga de camioneros en Quilmes. Desconozco los detalles, seguramente muy complejos, pero suena extraño que los empleados actuales tengan derecho a mantener su trabajo, pero no tengan los mismos derechos los nuevos empleados que pudieran trabajar para la nueva empresa a crear.
Crecer con equidad significa dar a todos las mismas herramientas y posibilidades, que los impuestos tengan impactos similares y que el fruto del trabajo quede para quien lo generó.
De lo contrario, no hay incentivos a crecer ni a producir, a trabajar ni estudiar.